El trazado rectangular de esta plaza define un espacio cerrado destinado en origen a celebrar festejos y reuniones de carácter popular, función esencial de las plazas barrocas españolas. En los lados norte y sur se levantan, respectivamente, las casas de la Panadería y de la Carnicería, coronadas ambas por chapiteles de pizarra según es característico en la arquitectura civil de la época de los Austrias. La fábrica original de Gómez de Mora, en madera y ladrillo, propició los incendios que en 1631, 1672 y 1790 causaron grandes daños al conjunto. Tras el último de ellos Juan de Villanueva dio a la plaza el aspecto que actualmente posee, rebajando su altura y cerrando con caserío las calles abiertas al recinto.
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