La religión determinó muchas de las características del arte barroco. La iglesia católica se convirtió en uno de los mecenas más influyentes y la Contrarreforma, que quería combatir la difusión del protestantismo, contribuyó a la formación de un arte emocional, dramático y naturalista, con un claro sentido de propaganda de la fe. La temática tratada, por tanto, será casi exclusivamente religiosa.
En España predominan las imágenes religiosas talladas en madera (imaginería) que posteriormente se policroman. Entre los trabajos más destacados están los retablos para altares de iglesias donde aparecen figuras exentas y en bajorrelieve. Los temas mitológicos y profanos están ausentes y sólo en el ámbito de la corte se da escultura monumental.
Las características generales son: sentido de movimiento, energía, tensión, composición asimétrica con predominio de las diagonales y los escorzos, fuertes contrastes de luces y sombras que realzan los efectos escenográficos y el naturalismo.
Las figuras no son simples estereotipos, sino que se presentan de forma individualizada, con personalidad propia. Los artistas buscaban la representación de los sentimientos interiores, las pasiones reflejadas en los rostros de los personajes.
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